Rio du Janeiro
Martes 9 de abril
Hoy nos levantamos temprano para ir a conocer
los lugares emblemáticos de esta ciudad, comenzamos tomando, a dos cuadras del
hotel, un autobús urbano a Cosme Velho, que es el lugar de donde sale el
tranvía que sube al Corcovado, luego un elevador y finalmente unas escaleras
eléctricas para llegar a una altitud de casi 1000 m sobre el nivel del mar
donde se encuentra la base del Cristo Redentor. Cuando llegamos la neblina no
dejaba ver ni la escultura completa, pero después de un rato medio pudimos ver
al Cristo y algunas partes de la ciudad, como el estadio Maracaná, las playas
Ipanema y Copacabana, el puerto, la laguna y parte de la bahía. Subimos en el
tren de las 10 y bajamos en el de las 12.
De Cosme Velho tomamos un camión a
una estación del metro, por cierto el chofer de seguro era pariente de
Fitipaldi por que iba hecho la ching….. rapidísimo en semejante camionsote.
Tomamos el metro hacia la estación Ipanema, pero esa última estación está
cerrada, así que nos bajamos una antes. De ahí caminamos 4 cuadras hasta la
playa Copacabana (muy mencionada en las canciones brasileñas) y luego caminamos
otras para llegar a la playa de Ipanema (famosa por la chica de ahí).
Estas
playas me recuerdan mucho Acapulco, tiene su avenida costera, más amplia, con
edificios de 7 a 12 plantas hacia tierra adentro, de arquitectura como de los
50´s o 60´s y del lado de la playa una ciclopista, andador amplio, sin
construcciones de ese lado más que uno que otro puesto y amplia playa. En estas
no había mucha gente, a lo mejor porque ya no es temporada alta, pero siguen
cobrando los servicios como si lo fuera.
Regresamos caminando a la estación de metro
Cantagalo, pasando cerca de la entrada a una favela, son como conglomerados de
casa parecidas a las que tenemos en la zona de cerros de Contreras (Cerro del
Judío o San Bernabé por ejemplo). Nos bajamos en la estación Central y de ahí
caminamos a un costado de la Plaza de la República y otras zonas del centro
hasta nuestro hotel. Esta zona se nota que tuvo tiempos mejores, está algo
descuidada, mucha basura por todos lados, mal oliente, el grafiti parece ser ya
una institución en las ciudades de este país y tristemente mucha gente viviendo
y durmiendo en la calle, ya oscureciendo no dan ganas de salir del hotel. A
diferencia de Sao Paulo, aquí no vimos edificios invadidos, pero los demás
problemas los comparten ambas ciudades.
El tesoro del imperio
Miércoles 10 de abril
Hoy nos levantamos temprano para iniciar
nuestro camino hacia Brasilia, salimos del hotel a las 8:30 guiados por san
gps, pasamos por otras zonas bastante atemorizantes, parecía una zona
abandonada y la poca gente que vimos en la calle nos hacía señas para que nos
detuviéramos, afortunadamente casi todos los semáforos nos tocaron en siga y
casi no nos detuvimos hasta que pudimos meternos a vías rápidas y finalmente
tomar la carretera nacional 040.
Ya en la carretera comenzamos a disfrutar de
curvas y mas curvas, ésta comienza siendo de 4 a 6 carriles en tramos y después
comienza a ascender separándose los carriles, los de subida siguen el trazo
antiguo muy curveado y los de bajada son los carriles recientes más rectos,
después nos encontramos con la neblina y seguimos ascendiendo hasta los 900
msnm aproximadamente donde se encuentra la ciudad de Petrópolis, una ciudad
colonial dónde visitamos el Palacio de Verano de los emperadores de Brasil y de
Portugal cuando vivieron aquí huyendo de la invasión napoleónica de la
península ibérica, lástima que no se pueden tomar fotos del interior porque hay
mucho arte en su interior.
Saliendo de Petrópolis se unen los 4 carriles
de la autopista y ya con un trazo reciente se puede ir a buen ritmo aunque la
neblina y la llovizna nos acompaño el resto del día. Unos 300 km adelante, en
Lafaite, dejamos la autopista y seguimos por una carretera sencilla que pasa
por Ouro Branco y llega finalmente a Ouro Preto, un pueblo colonial minero a
una altitud media de 1,100 m, similar a la ciudad de Taxco, Guerrero, con
calles empedradas y muy empinadas que hizo difícil llegar al hotel a escasos
metros de la Plaza Tiradentes, centro de la ciudad.
Ya instalados oscureció y
salimos a cenar y tomar unas fotos. De esta zona salió durante la colonia mucho
oro y plata, que transportaban hasta Paraty para embarcarlo. Sigue habiendo
mucha actividad minera.
El Camino Rojo y Talacha en la Rodovía 040
Jueves 11 de abril
Hoy amaneció lloviendo y con neblina en Ouro
Preto pero aun así después de desayunar fuimos a caminar por sus calles y
plazas para tomar fotos. Yo entré a la iglesia del Carmen, que es un típico
ejemplo de la arquitectura colonial brasileña, con mucho azulejo y techos
finamente decorados ya sea en frisos o con madera, muy diferente a la
arquitectura colonial de herencia hispanoamericana.
A las 11 finalmente salimos de Ouro Preto bajo
una lluvia muy tupida, después de 60 km entroncamos nuevamente con la ruta 040
cerca de Belo Horizonte, en este trayecto el pavimento se impregna de esa
tierra muy roja que hay en estas latitudes que con la lluvia no nos deja de
preocupar un posible derrape. Rodeamos Belo Horizonte por una vialidad de 4 a 6
carriles y continuamos por autopista 200 km hasta que a la moto de Pau se le
ponchó la llanta trasera, lo bueno de venir con subversivas en lucha es que
ellas le quitaron la llanta y yo la llevé a una borracharia (así le dicen a las
vulcanizadoras acá), a unos 4 km. Cuando regresé ya entre los tres le pusimos
la llanta y continuamos como a las 16:00 hrs.
Un poco más adelante se acaba la autopista y
continuamos por una carretera sencilla con mucho tráfico de trailers hasta que
una tormenta nos empapó y nos hizo buscar refugio aquí en Tres Marías.
Continuar con lluvia y de noche ya no era opción, acá oscurece a la 18:00 hrs.
El final de la Ruta 40 brasileña con doble arco iris
Viernes 12 de abril
Hoy salimos de Tres Marías a las 8:30 con la ropa todavía húmeda de los últimos dos diluvios (el de anoche y de antier), la carretera sigue siendo de carril sencillo de ida y vuelta con mucho tráfico de trailer, diario nos toca ver un accidente de estos mastodontes pues manejan como si anduvieran en el autódromo.
Cuando pasamos por Joao Piñeira, ya con sol raidante, nos pudimos comunicar con un amigo brasileño de aquí de Brasilia que nos esperaría en la entrada de la ciudad.
Llegamos poco antes de las 16:00 hrs a la cita y nuestro amigo nos acompañó a conseguir hotel, pero para variar llovió mientras entrábamos a la ciudad aunque nos recibió con un doble arco iris hacia el el noreste.
Hoy sólo tome una foto, la de la cerveza antártica (raro nombre para una cerveza brasileña donde case siempre hace calor) que me tomé mientras subía estas fotos por que mi cámara con el diluvio de anoche se había ahogado pero acaba de revivir y esta es la prueba.