sábado, 11 de mayo de 2013

CERRANDO EL CIRCUITO


San Cristóbal de Táchira, Venezuela
Domingo 5 de mayo

Después de la desvelada desarmando la moto de Pau nos levantamos tarde, apenas a las 2 de la tarde estábamos almorzando una parrillada enfrente del hotel y la tarde me la pasé platicando con Julio, familia y demás amigos que desfilaron por el hotel.

En la noche nos invitó Gino, otro motero de grandes distancias que próximamente andará rodando por México por lo cual estaba muy interesado en platicar con nosotros, a su restaurant de tipo argentino. También llegaron  Mario, otro motociclista de grandes distancias que también tiene planes de andar por nuestro país en junio próximo, y su hija. En resumen la cena, el vino, la plática y la convivencia fue de lo mejor.

Lunes 6 de mayo

Hoy desde temprano me fui con Julio y uno de sus hijos a buscar piezas para la moto de Pau y de paso mi transmisión (corona, cadena y piñon) que ya está en las últimas y no quiero más riesgo. Afortunadamente conseguimos todo, aunque no original BMW pero si se ven de buena calidad. De regreso al hotel  Julio y Guadalupe (su esposa) nos invitaron a almorzar al restaurant italiano Mile Miglia, que precisamente se llama así en honor de la famosa carrera que se hace desde hace muchos años en Italia, por lo que la decoración incluye bombas de gasolina antiguas, carros a escala, un auto Triumph de la década de los 60´s auténtico, una BMW R50 de la década de los 50’s y el menú trae la historia de la carrera además de los platillos exquisitos que hacen ahí.











En la tarde llegó Hoover (el mecánico) a armar la moto de Pau atender a la mía, ahí estuvimos de chalanes junto con Luis, otro de los moteros que trabaja ahí en el hotel. A las 8 de la noche nos fuimos a casa de Mario, que nos había invitado a cenar lo que iba a cocinar el Master Cheff Gino para seguir intercambiando información y experiencias. Fue otra cena exquisita e inolvidable con estos moteros y sus familias.


A las 23 horas nos pasaron a dejar al hotel donde Hoover y Luis estaban terminando de armar la moto de Pau y parecía que no les estaba sobrando nada. Nos unimos a la labor y como a las 2 de la mañana de hoy, la moto arrancó y comenzó a funcionar bien y el ventilador también, definitivamente este Hoover si le sabe, luego le arregló otros detallitos que tenía y comenzó con la mía. Ambas motos quedaron listas a las 4 de la mañana, a esa hora Pau y yo nos subimos a dormir mientras Luis y Hoover terminaban de recoger su herramienta.


Martes 7 de mayo

Amaneció lloviendo y así ha estado dese ayer en la tarde, resignados a mojarnos nuevamente comenzamos a preparar las motos. Llegó Julio desayunamos en el restaurant de al lado de su hotel casi a las 10 de la mañana salimos guiados por él rumbo a San Antonio Táchira, a 40 km de San Cristóbal, donde está la frontera con Colombia. Alcanzamos a hacer los trámites de salida y de entrada a Colombia antes de la pausa del almuerzo, así que a las 12:30 ya estábamos rodando por Cúcuta, donde nos tocó mucho tráfico y fue la prueba de fuego para la moto de Pau, su ventilador funcionó perfectamente.


Ahí en Cúcuta fuimos al cajero por pesos colombianos y Julio nos invitó a almorzar antes de encaminarnos a la salida hacia Bogotá, nos despedimos en una glorieta (una rotonda) muy agradecidos y esperando verlo pronto rodando por México.

La carretera comienza siendo de 4 carriles pero sólo son los primeros 20 km después es como todas las carreteras colombianas, mucha curva, muchas subidas y bajadas, muchos tractomulas que rebasar y muchos motoqueros por todos lados, pero eso sí, con paisajes espectaculares aunque nos tocó muy nublado, muchos derrumbes y lluvia. De Cúcuta  a Pamplona donde pasaremos la noche, son poco más de 60 km pero en tiempo aun en moto hicimos hora y media.

Mañana el plan es llegar a Villa de Leyva y pasado Bogotá.

Miércoles 8 de mayo.

Salimos de Pamplona temprano preparados para clima frío y húmedo ya que la carretera sube casi hasta los 4000 msnm, nos tocó bastante nublado, con neblina y llovizna en algunas partes y presisamente en una de las zonas mas altas nos detuvimos a desayunar. De ahí comenzamos a bajar hasta a menos de 1000 msnm, cruzamos Bucaramanga con su complicado tráfico y comenzamos a subir nuevamente.

 Pamplona, Colombia

Esta carretera es espectacular, después de unos 80 km de subidas y bajadas comienza una subida muy pronunciada con panorámicas muy impresionantes. El ascenso se vuelve difícil por el tráfico tan pesado detrás de las tantas tractomulas, los rebases no son tan fáciles aun en moto por tanta curva cerrada y continuas y por que cuando se encuentran de frente las tractomulas dejan muy poco espacio y no cabe una moto. Las motos las tenemos que llevar en primera y en segunda marcha la mayor parte del tiempo, si a esto le aumentamos el calor, en fin que precisamente ya cerca del final de esta larga pendiente comenzó a calentarse la moto de Pau, nos paramos en un mirador a esperar que se enfriara.








Después de unos 40 minutos reiniciamos el ascenso hasta que nos  volvimos a encontrar con otra caravana de tractomulas, ahí entre rebase y rebase otra vez se calentó la moto de Pau y arrojó algo de anticongelante por el depósito de compensación. Nos detuvimos otra vez. Probamos el ventilador conectándolo directo a la batería y funcionó, así lo dejamos funcionando todo el tiempo y arrancamos nuevamente, pero otra vez unos km adelante rebasando otra caravana volvió a encenderse el testigo de la temperatura, nos paramos y revisamos el aceite y el anticongelante y no encontramos indicios de que se estuvieran mezclando por lo que entonces no era problema del empaque del motor.

Ante esta situación decidimos ya no encenderla y fui a un parador a unos 5 km adelante donde había una gasolinería, acá les llaman bombas, restaurant, tienda y un hotel, a conseguir una camioneta para llevar la moto hasta ahí donde tendríamos que pasar la noche y olvidarnos de llegar a Villa de Leyva. La joven que en ese momento atendía la gasolinería, Juliana, me contactó con un transportista del pueblo cercano y con ayuda de 2 trabajadores unos polines y tablas del dueño del negocio fuimos por la moto de Pau. Ya de regreso con la moto en el hotel,  Juliana nos contactó con su primo quien también es transportista para buscar entre sus colegas alguno que fuera vacío de regreso a Bogotá para que nos saliera más barato llevar la moto hasta allá, faltaban 300 km pero en estas carreteras eso puede significar 7 u 8 horas. Nos dijo que esperáramos pacientemente a la mañana siguiente y el mandaría alguien.

Jueves 9 de mayo

Nos levantamos temprano para estar listos para partir en cuanto consiguiéramos transporte para lo moto de Pau. Desayunamos  y a esperar, como a las 13:00 hrs llegó el que nos mandaba el primo de Juliana y bueno después de negociar por 200,000 pesos colombianos, algo así como 1200 pesos mexicanos nos llevaría hasta Bogotá. Subimos la moto de Pau y arrancamos  yo siguiéndolos en mi moto.
 Ahí va la moto y Pau
 El único descanso en todo el trayecto

En algunos tramos yo me adelantaba y los esperaba, el clima se puso muy tormentoso y ya cuando comenzó a oscurecer ya me fui detrás del camioncito que acá les dicen “turbo”. Llegamos a Bogotá a las nueve de la noche, yo empapado y con mucho frío, como ya no habría quien nos recibiera las motos en la agencia descargamos las motos en una gasolinería,  con la ayuda del personal de ésta,  cenamos en un restaurant mexicano enfrente y rodando nos fuimos a un hotel dos cuadras adelante, que aunque era de paso nos hicieron rebaja de precio y podríamos quedarnos hasta las 10 u 11 del día siguiente.

Bogotá, Colombia.
Viernes 10 de mayo

Salimos del hotel como a las 10:20 esperando que ya hubiera menos tráfico para que no se calentara la moto de Pau que llevaríamos rodando a la agencia que estaba relativamente cerca pero ni mais, tráfico a vuelta de rueda, unos 2 km adelante otra vez se enciende el testigo, nos metemos en una calle para detenernos y aprovechamos para desayunar mientras se enfriaba. Como a las 11:30 continuamos, por cierto nos dimos cuenta que el ventilador si funciona automáticamente lo cual indica que el termostato está bien, ahí vamos entre el tráfico y a dos cuadras de la agencia otra vez se enciende el testigo y arroja anticongelante. Estábamos a solo dos cuadras pero del otro lado de un canal así que teníamos que subir una cuadra congestionada para dar vuelta en “u” bajar la misma cuadra dar vuelta a la derecha y recorrer las 2 que faltaban para la agencia por lo cual llevarla empujando no era opción. Quitamos el carenado para rellenar el depósito de compensación del anticongelante y ponerle el tapón. Nuevamente arrancamos y dimos la vuelta complicada al estilo defeño pero todo salió bien, llegamos por fin a la agencia. Nos recibieron las motos, a la mía le toca servicio, y a esperar que nos consiguieran taxi para llevarnos con nuestro equipaje al hotel.

 Hacía tanto tiempo y tantos kilómetros que no veía limpia mi moto


Esa espera la pasamos platicando con Isaac, un mexicano egresado de la UNAM que vive en EU y que anda viajando con un grupo de australianos por Sudamérica, buena plática e intercambio de experiencias.
Después de esperar más de hora y media a que nos consiguieran taxi los de la agencia mejor Pau salió detuvo a uno y entró por mi y nuestro equipaje. El taxi muy pequeño, un Hunday Atos, apenas si cupimos nosotros dos con maletas y  mochilas, menos mal que los cascos y las maletas de Pau nos las van a guardar en la agencia. Así llegamos a este Hostal La Quinta en la zona colonial de la Candelaria en el centro histórico de Bogotá.

Con esto estamos cerrando el circuito, es decir, terminando el recorrido por Sudamérica, ya que de aquí, del aeropuerto de El Dorado, esperamos volar la próxima semana nosotros y las motos al aeropuerto de Tocumen cerca de la Ciudad de Panamá.