San Cristóbal de Táchira, Venezuela
Domingo 5 de mayo
Después de la desvelada desarmando la moto de
Pau nos levantamos tarde, apenas a las 2 de la tarde estábamos almorzando una
parrillada enfrente del hotel y la tarde me la pasé platicando con Julio,
familia y demás amigos que desfilaron por el hotel.
En la noche nos invitó Gino, otro motero de
grandes distancias que próximamente andará rodando por México por lo cual
estaba muy interesado en platicar con nosotros, a su restaurant de tipo
argentino. También llegaron Mario, otro
motociclista de grandes distancias que también tiene planes de andar por
nuestro país en junio próximo, y su hija. En resumen la cena, el vino, la
plática y la convivencia fue de lo mejor.
Lunes 6 de mayo
Hoy desde temprano me fui con Julio y uno de
sus hijos a buscar piezas para la moto de Pau y de paso mi transmisión (corona,
cadena y piñon) que ya está en las últimas y no quiero más riesgo.
Afortunadamente conseguimos todo, aunque no original BMW pero si se ven de
buena calidad. De regreso al hotel Julio
y Guadalupe (su esposa) nos invitaron a almorzar al restaurant italiano Mile
Miglia, que precisamente se llama así en honor de la famosa carrera que se hace
desde hace muchos años en Italia, por lo que la decoración incluye bombas de
gasolina antiguas, carros a escala, un auto Triumph de la década de los 60´s
auténtico, una BMW R50 de la década de los 50’s y el menú trae la historia de
la carrera además de los platillos exquisitos que hacen ahí.
En la tarde llegó Hoover (el mecánico) a armar
la moto de Pau atender a la mía, ahí estuvimos de chalanes junto con Luis, otro
de los moteros que trabaja ahí en el hotel. A las 8 de la noche nos fuimos a
casa de Mario, que nos había invitado a cenar lo que iba a cocinar el Master
Cheff Gino para seguir intercambiando información y experiencias. Fue otra cena
exquisita e inolvidable con estos moteros y sus familias.
A las 23 horas nos pasaron a dejar al hotel
donde Hoover y Luis estaban terminando de armar la moto de Pau y parecía que no
les estaba sobrando nada. Nos unimos a la labor y como a las 2 de la mañana de
hoy, la moto arrancó y comenzó a funcionar bien y el ventilador también,
definitivamente este Hoover si le sabe, luego le arregló otros detallitos que
tenía y comenzó con la mía. Ambas motos quedaron listas a las 4 de la mañana, a
esa hora Pau y yo nos subimos a dormir mientras Luis y Hoover terminaban de
recoger su herramienta.
Martes 7 de mayo
Amaneció lloviendo y así ha estado dese ayer en
la tarde, resignados a mojarnos nuevamente comenzamos a preparar las motos.
Llegó Julio desayunamos en el restaurant de al lado de su hotel casi a las 10
de la mañana salimos guiados por él rumbo a San Antonio Táchira, a 40 km de San
Cristóbal, donde está la frontera con Colombia. Alcanzamos a hacer los trámites
de salida y de entrada a Colombia antes de la pausa del almuerzo, así que a las
12:30 ya estábamos rodando por Cúcuta, donde nos tocó mucho tráfico y fue la
prueba de fuego para la moto de Pau, su ventilador funcionó perfectamente.
Ahí en Cúcuta fuimos al cajero por pesos
colombianos y Julio nos invitó a almorzar antes de encaminarnos a la salida
hacia Bogotá, nos despedimos en una glorieta (una rotonda) muy agradecidos y
esperando verlo pronto rodando por México.
La carretera comienza siendo de 4 carriles pero
sólo son los primeros 20 km después es como todas las carreteras colombianas,
mucha curva, muchas subidas y bajadas, muchos tractomulas que rebasar y muchos
motoqueros por todos lados, pero eso sí, con paisajes espectaculares aunque nos
tocó muy nublado, muchos derrumbes y lluvia. De Cúcuta a Pamplona donde pasaremos la noche, son poco
más de 60 km pero en tiempo aun en moto hicimos hora y media.
Mañana el plan es llegar a Villa de Leyva y
pasado Bogotá.
Miércoles 8 de mayo.
Salimos de Pamplona temprano preparados para
clima frío y húmedo ya que la carretera sube casi hasta los 4000 msnm, nos tocó
bastante nublado, con neblina y llovizna en algunas partes y presisamente en
una de las zonas mas altas nos detuvimos a desayunar. De ahí comenzamos a bajar
hasta a menos de 1000 msnm, cruzamos Bucaramanga con su complicado tráfico y
comenzamos a subir nuevamente.
Pamplona, Colombia
Esta carretera es espectacular, después de unos
80 km de subidas y bajadas comienza una subida muy pronunciada con panorámicas
muy impresionantes. El ascenso se vuelve difícil por el tráfico tan pesado
detrás de las tantas tractomulas, los rebases no son tan fáciles aun en moto
por tanta curva cerrada y continuas y por que cuando se encuentran de frente
las tractomulas dejan muy poco espacio y no cabe una moto. Las motos las
tenemos que llevar en primera y en segunda marcha la mayor parte del tiempo, si
a esto le aumentamos el calor, en fin que precisamente ya cerca del final de
esta larga pendiente comenzó a calentarse la moto de Pau, nos paramos en un
mirador a esperar que se enfriara.
Después de unos 40 minutos reiniciamos el
ascenso hasta que nos volvimos a
encontrar con otra caravana de tractomulas, ahí entre rebase y rebase otra vez
se calentó la moto de Pau y arrojó algo de anticongelante por el depósito de
compensación. Nos detuvimos otra vez. Probamos el ventilador
conectándolo directo a la batería y funcionó, así lo dejamos funcionando todo
el tiempo y arrancamos nuevamente, pero otra vez unos km adelante rebasando
otra caravana volvió a encenderse el testigo de la temperatura, nos paramos y
revisamos el aceite y el anticongelante y no encontramos indicios de que se
estuvieran mezclando por lo que entonces no era problema del empaque del motor.
Ante esta situación decidimos ya no encenderla
y fui a un parador a unos 5 km adelante donde había una gasolinería, acá les
llaman bombas, restaurant, tienda y un hotel, a conseguir una camioneta para
llevar la moto hasta ahí donde tendríamos que pasar la noche y olvidarnos de
llegar a Villa de Leyva. La joven que en ese momento atendía la gasolinería,
Juliana, me contactó con un transportista del pueblo cercano y con ayuda de 2
trabajadores unos polines y tablas del dueño del negocio fuimos por la moto de
Pau. Ya de regreso con la moto en el hotel,
Juliana nos contactó con su primo quien también es transportista para
buscar entre sus colegas alguno que fuera vacío de regreso a Bogotá para que
nos saliera más barato llevar la moto hasta allá, faltaban 300 km pero en estas
carreteras eso puede significar 7 u 8 horas. Nos dijo que esperáramos
pacientemente a la mañana siguiente y el mandaría alguien.
Jueves 9 de mayo
Nos levantamos temprano para estar listos para
partir en cuanto consiguiéramos transporte para lo moto de Pau. Desayunamos y a esperar, como a las 13:00 hrs llegó el
que nos mandaba el primo de Juliana y bueno después de negociar por 200,000
pesos colombianos, algo así como 1200 pesos mexicanos nos llevaría hasta
Bogotá. Subimos la moto de Pau y arrancamos
yo siguiéndolos en mi moto.
Ahí va la moto y Pau
El único descanso en todo el trayecto
En algunos tramos yo me adelantaba y los
esperaba, el clima se puso muy tormentoso y ya cuando comenzó a oscurecer ya me
fui detrás del camioncito que acá les dicen “turbo”. Llegamos a Bogotá a las
nueve de la noche, yo empapado y con mucho frío, como ya no habría quien nos
recibiera las motos en la agencia descargamos las motos en una gasolinería, con la ayuda del personal de ésta, cenamos en un restaurant mexicano enfrente y
rodando nos fuimos a un hotel dos cuadras adelante, que aunque era de paso nos
hicieron rebaja de precio y podríamos quedarnos hasta las 10 u 11 del día
siguiente.
Bogotá, Colombia.
Viernes 10 de mayo
Viernes 10 de mayo
Salimos del hotel como a las 10:20 esperando
que ya hubiera menos tráfico para que no se calentara la moto de Pau que
llevaríamos rodando a la agencia que estaba relativamente cerca pero ni mais,
tráfico a vuelta de rueda, unos 2 km adelante otra vez se enciende el testigo,
nos metemos en una calle para detenernos y aprovechamos para desayunar mientras
se enfriaba. Como a las 11:30 continuamos, por cierto nos dimos cuenta que el
ventilador si funciona automáticamente lo cual indica que el termostato está
bien, ahí vamos entre el tráfico y a dos cuadras de la agencia otra vez se
enciende el testigo y arroja anticongelante. Estábamos a solo dos cuadras pero
del otro lado de un canal así que teníamos que subir una cuadra congestionada para dar vuelta en “u” bajar la misma cuadra dar vuelta a la derecha y recorrer
las 2 que faltaban para la agencia por lo cual llevarla empujando no era
opción. Quitamos el carenado para rellenar el depósito de compensación del
anticongelante y ponerle el tapón. Nuevamente arrancamos y dimos la vuelta
complicada al estilo defeño pero todo salió bien, llegamos por fin a la
agencia. Nos recibieron las motos, a la mía le toca servicio, y a esperar que
nos consiguieran taxi para llevarnos con nuestro equipaje al hotel.
Hacía tanto tiempo y tantos kilómetros que no veía limpia mi moto
Esa espera la pasamos platicando con Isaac, un
mexicano egresado de la UNAM que vive en EU y que anda viajando con un grupo de
australianos por Sudamérica, buena plática e intercambio de experiencias.
Después de esperar más de hora y media a que nos
consiguieran taxi los de la agencia mejor Pau salió detuvo a uno y entró por mi
y nuestro equipaje. El taxi muy pequeño, un Hunday Atos, apenas si cupimos
nosotros dos con maletas y mochilas,
menos mal que los cascos y las maletas de Pau nos las van a guardar en la
agencia. Así llegamos a este Hostal La Quinta en la zona colonial de la
Candelaria en el centro histórico de Bogotá.
Con esto estamos cerrando el circuito, es decir,
terminando el recorrido por Sudamérica, ya que de aquí, del aeropuerto de El Dorado, esperamos volar la
próxima semana nosotros y las motos al aeropuerto de Tocumen cerca de la Ciudad
de Panamá.